Lectores

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA

La proclamación de la Palabra de Dios es verdaderamente un servicio para la Iglesia. Los lectores traen la Palabra de Dios viviente a la asamblea litúrgica. Por lo tanto, el ministerio de la Palabra debe ser tratado seriamente y con gran dignidad. (IGMR 55)

La Palabra de Dios no es meramente leída durante la liturgia. Es proclamada, aunque no con una exhibición teatral. Una proclamación efectiva involucra la entrega del mensaje con claridad, convicción y paz adecuada. Exige la habilidad de evocar fe en los demás, por medio de la demostración de nuestra propia fe. La Proclamación es un ministerio especial que presupone fe. También despierta la fe en aquellos quienes escuchan la Palabra proclamada.

Idealmente, la asamblea debe escuchar la proclamación de las Escrituras en vez de estarlas leyendo en el misal. Cuando escuchar es comunitario, los fieles experimentan no solo unidad entre ellos sino también la presencia de Dios hablándoles a través de su Palabra y de Cristo en el Evangelio.