NUESTRA SEÑORA DE TORCOROMA
Oración para todos los días:
Oh Jesús, Salvador amorosísimo de nuestras almas, que por el amor a vuestro pueblo escogido tenéis especial complacencia en habitar en medio de él y hacerte su espiritual alimento de la tierra y su recompensa en el cielo, y no contento con eso, envías a nuestras naciones privilegiadas a Tú tierna Madre con el encargo de manifestarnos tus divinos designios y celestiales promesas, y aún a establecer su morada en medio de ellas. Yo te bendigo y convido a todos los espíritus celestiales, a los santos del cielo y justos de la tierra a que te engrandezcan y alaben, porque quisiste ennoblecer nuestra patria con la doble presencia de tú Santísima Madre en nuestros santuarios de Ocaña y Chiquinquirá, en que a la vez que cautivan nuestros corazones los enriquece de vuestros dones y acredita más y más con sus celestiales favores la gloria de tú Nombre.
Gozos a la Virgen:
Según refiere la historia en mil setecientos once el día 16 de este mes de agosto nos da memoria que apareció en la montaña de dónde su nombre toma la Virgen de Torcoroma que se venera en Ocaña
Oh purísima paloma Oh madre del puro amor Oh Virgen de Torcoroma amparad al pecador.
En las cercanías de Ocaña hay una fuente divina que sale de la montaña de la cordillera andina. Y aquella Santa piscina se busca con tanto amor que el cristiano con fervor exclama si de ella toma.
Oh purísima paloma Oh madre del puro amor Oh Virgen de Torcoroma amparad al pecador.
En aquella misma Sierra encontró se un peregrino para gloria de esta tierra un árbol en el camino: tiró el hacha el campesino y al quitarle el espesor con fragantísimo aroma se ve la Madre de Dios
Oh purísima paloma Oh madre del puro amor Oh Virgen de Torcoroma amparad al pecador.
Y si buscamos delante de esa imagen el consuelo con el tono más amante nos dice una voz del cielo consuélate caminante que María por tu favor calma ya tanto dolor y Dios tus culpas perdona
Oh purísima paloma Oh madre del puro amor Oh Virgen de Torcoroma amparad al pecador.
Ese árbol verde y coposo dónde María apareció imágenes del precioso en donde Cristo murió a su abrigo protector corramos llenos de gozo y embriagados con su aroma clamemos con Santo ardor
Oh purísima paloma Oh madre del puro amor Oh Virgen de Torcoroma amparad al pecador.
Oración final:
¡Santísima Virgen María, joya preciosa de Dios! El mundo necesita hoy más que nunca de tu cuidado Déjanos amabilísimo Salvador nuestro, que nos dirijamos a vos para atestiguar nuestro reconocimiento por la Merced que nos has hecho, con la milagrosa presencia de Nuestra Señora de las gracias de Torcoroma en nuestra patria, de habérnosla dado a los habitantes de Ocaña para que sea nuestra perpetua Madre y abogada en Tú santísima presencia. ¡Ay Señor¡ tan miserables somos que sin está buena Madre nos hubiéramos perdido, sin esta protectora, nuestra nación hubiera corrido la suerte desgraciada de tantas naciones que, alejándose de María Santísima, han apostatado miserablemente de Nuestra Fe. Sea para nosotros, nuestra Madre santísima, el faro luminoso qué, guiándose por los escollos de este mar tempestuoso, lleguemos por él al Reino eterno de la Gloria, por los siglos de los siglos. Amén. A vuestros pies nos postramos, amadísima Virgen de Torcoroma, para renovar nuestro diario ofrecimiento de pertenecerte perpetuamente, queremos ser más fiel en visitarte frecuentemente en tu santuario, y no queremos más libertad que la de amarte, más Gloria que la de pertenecerte y más voluntad que la de darte gusto en todo aún a costa de nuestra misma vida. Tú en cambio augusta Señora nuestra sé nuestra Madre y concédenos el que por tú decidida protección aquí en la tierra pasemos a amarte por toda la eternidad en el cielo.
CONSIDERACIONES
DÍA PRIMERO (7 de agosto)
Por el año de 1711 comenzó a ser nuestra querida ciudad de Ocaña la tierra de María Santísima ¿Que vio en ella María santísima para escogerla por suya? No lo sabemos. Sólo podemos afirmar que, si hubo algo que la atrajo a mostrarse en el pilar de Zaragoza, en las rocas de Masabielle, en la cumbre del Tepeyac, en nuestra Villa de Chiquinquirá, algo debió atraerla no sólo a mostrarse sino, lo que es mucho más, a quedarse con nosotros en el Monte de Torcoroma y a ser la preciosísima joya, de que con razón nos unimos los felices hijos de la ciudad de Ocaña
Con semejante palabras agradecías, ¡Oh Madre¡ a nuestro Dios y Señor, el singular favor de bajar a habitar en tu seno virginal, no de otra manera es de alabar a la Omnipotencia y bondad eterna del Creador, que a la vez que te eleva a la excelsa dignidad de Madre de Dios, quiso enaltecer nuestra venturo sa ciudad, eligiéndola para morada tuya ¡Feliz mil veces! Inmaculada Madre de Dios, la hora en que éste, como el más precioso de tus misterios, sentaste tú planta en nuestra tierra. Has Señora que corriendo todos tras de ti, al olor de tus virtudes, reine en ella la santidad de la vida y La pureza de las costumbres. A nosotros dispénsanos el favor que te pedimos en esta novena, para mayor honra y gloria tuya. Amén.
DÍA SEGUNDO (8 de agosto)
Cristóbal Melo y sus dos hijos Felipe y José, de buena y cristiana vida, son los es cogidos por María Santísima para hacerse nuestra y tomar posesión de nuestra ciudad. Encargados Estos por su padre de ir al monte a cortar un árbol para ha cer de él una canoa, cortaron uno que les pareció apto, e informado su padre del resultado de su encargo volvieron al día siguiente los tres y poniendo las manos a la obra, luego que hubo llegado el corte a la mitad, en uno de los astillones se descubrió una imagen a modo de la concepción de María
Este es el clamor que en medio de su arrobamiento debió lanzar por doquier nuestra ciudad al contemplarte o Virgen Inmaculada, dueña del rico tesoro de tu preciosa imagen. Cumple querida Madre nuestra, los fines que habéis tenido en tu visita, haznos dignos de tu compañía y no permanezcas indiferente a los suspiros de los qué fieles a tu amor, en medio de la iniquidad y olvidó de Dios que nos rodea, vuelven a ti sus ojos. Has querido hacer la grandeza y felicidad de nuestra ciudad poniendo tu trono en medio de ella, engrandécela también por la renovación de sus costumbres, la difusión de la cristiana piedad y entonces podremos con verdad repetir, que ella es Bienaventurada entre todas las naciones de la tierra. A nosotros dispénsanos el favor que te pedimos en esta novena, para mayor honra y gloria tuya. Amén.
DÍA TERCERO (9 de agosto)
Bella muy bella, es la actitud en que María santísima de Torcoroma se presen ta en nuestra afortunada tierra, escoge el más bello de sus misterios, y como inmaculada y sin mancha, junta las manos ante el pecho, el rostro suavemente levantado al cielo, ceñida la frente con corona de emperatriz y teniendo bajo sus pies la luna; y como allende los mares escogió la copa de un árbol para mostrarse en Aránzazu y la Antigua, escogió aquí el interior de otro venturoso árbol para hacer su presentación en medio de nosotros.
Bien sabemos, gloriosísima Virgen de Torcoroma, que el misterio de tu Concepción Inmaculada es el misterio de tu celestial belleza y de tus prerrogativas, por eso al contemplarte en el memorable tronco en que habéis querido quedarte con nosotros, no podemos menos de exclamar en medio de nuestro asombro que “ha hecho contigo cosas grandes El qué es Todopoderoso” Parece oír nuevamente de tus labios: “Yo soy la Inmaculada Concepción” gracia nunca bastante apreciada que hayas querido completar tu insigne favor presentándote con toda la augusta majestad de Reina del cielo y de Virgen Inmaculada, que huella la serpiente infernal. Fiado en tu inmenso poder y caridad, te rogamos nos concedas el favor que te pedimos en esta novena, si es para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
DÍA CUARTO (10 de agosto)
Al reconocer estos tres felices hijos del pueblo la milagrosa presencia de María santísima en el interior del tronco, en relieve y en la astilla que antes cubría la imagen, dicen unánimemente los declarantes, que a vista de tal belleza y entre los divinos resplandores que de sí despedía, se postraron aquellos y veneraron los primeros a María santísima de Torcoroma. Fueron estos tres hijos de Ocaña los que recibieron a María santísima y los que como en otro tiempo, los Reyes de Oriente al Redentor del mundo, tributaron a María los primeros humildes honores, sus sencillos obsequios y en especial la ternura de sus enamorados corazones.
Cuán cierto es Virgen Inmaculada, que la Misericordia de Dios no se amengua ni disminuye en favor de los que le temen, y Tú fiel imitadora del poder divino, pusiste tus ojos para presentarte en la ciudad de Ocaña, no en los grandes y poderosos sino en los humildes servidores de tu Hijo Santísimo. Vuelve a nosotros tu dulce mirada misericordiosa y por nuestras pasadas infidelidades, no retires de nosotros tus preciosos favores, te ruego que infundas en nuestras almas sin cero arrepentimiento de nuestros pecados, junto con tu gran temor de la divina justicia, profundo conocimiento de nuestras fragilidades y el favor que te pedimos en esta novena, para gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén
DÍA QUINTO (11 de agosto)
No cabiendo en sí de gozo nuestros hombres por el tesoro que acababan de ha llar, sacándolo respetuosamente y junto con la astilla o tapa que antes lo cubría, tomaron el camino del trapiche de su propiedad, y en el transporte de júbilo que los embargaba, no sabiendo que decirle a tan celestial Señora, ni cómo agradecerle tan inmenso favor, rezaban en voz alta, por entre aquellas malezas el Santo Rosario. Fue este el primer fervoroso himno, la primera amorosa salve salida de nuestros labios en honor de la bondadosa Madre de las Gracias de Torcoroma, que tan prodigiosamente se entraba por nuestras puertas
Y multiplicó en ti Inmaculada Virgen María, los prodigios para hacerte: Virgen y Madre de Dios, y como si eso no fuera bastante, hace aún hoy uso de su poder para que a través de los siglos las Naciones todas te veneren y te honren como su Reina y Señora, te alaban a ti purísima Virgen de Torcoroma, y por tu medio al Todopoderoso los corazones de todos nuestros pueblos y ciudades, porque quisiste darnos el tesoro escondido de nuestras montañas, tu preciosa imagen que es para nosotros riqueza, felicidad y salvación eterna de nuestras almas. Sed, amorosísima Madre, nuestra felicidad temporal por el goce interno de una conciencia tranquila y la salvación eterna por el fiel cumplimiento de nuestros deberes, y concédenos el favor que te pedimos en esta novena para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
DÍA SEXTO (12 de agosto)
Padres e hijos comenzaron a presenciar pronto el fervor de los vecinos y los beneficios con que Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma comenzaba a favorecerlos y las continuas visitas de los habitantes de la ciudad que con luces concurrían a venerarla. Todo esto hizo que tanto el señor Vicario como el ilustrísimo señor Obispo examinarán detenidamente la imagen y su maravillosa aparición y hallándolo todo muy cierto y averiguando, se dispusieron a traerla a la ciudad. Cosa que, sin duda, sería bien gran diosa y significativa aquel día en que los dos cabildos, con el aparato que se exigía la primera entrada de María Santísima en nuestra ciudad, y sin cesar de rezar el Santo Rosario y letanías, depositaron en medio de nosotros este rico tesoro que nos atrae las placenteras miradas de los moradores del cielo y realiza nuestra historia dentro y fuera del país
Soberana Señora de los cielos y la tierra, Reina de los Ángeles y de los hombres, Madre de Dios, que habiendo como nosotros padecido en este mundo, reinas hoy levantada sobre los coros de los Ángeles. Desde este tu queridísimo santuario, donde te glorifican los que has escogido por hijos muy queridos, dirige una mirada de misericordia a nosotros que una y mil veces te llamamos Señora de las Gracias, reina y Madre de Torcoroma; Oh Reina Inmaculada, tus siervos que sólo ansían verte servida y honra da, somos aquellos por quienes extraviados y perdidos, has venido a este santuario, a ser luz que nos alumbre, norte que nos guíe, Madre amorosa que nos proteja entre los innumerables enemigos interesados en nuestra eterna ruina, sé aquí el faro luminoso que alumbra nuestra ciudad y le muestre su destino eterno, y a nosotros concédenos el favor que te pedimos en esta novena, para gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén
DÍA SÉPTIMO (13 de agosto)
Con la permanencia de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma en nuestra ciudad de Ocaña, creció la gratitud de sus moradores a tan celestial Señora y las manifestaciones de culto y devoción comenzaron a ser cada día mayores. Una de ellas fue la distribución que para satisfacer la ansiedad de las gentes se hizo en menudos pedazos el tronco, raíces y aún hojas del árbol en que fue hallada la prodigiosa imagen de María. Ya desde entonces comenzó la venerable imagen a ser visitada por gente de las poblaciones vecinas y comenzó también María in maculada a multiplicar sus maravillosos favores a los que le invocan con fe.
Oh Virgen adorable de las Gracias de Torcoroma, Reina bondadosa y dulcísima Madre de Dios y de esta nuestra ciudad y pueblos vecinos, acepta desde este tronco de amor que ocupas en nuestro Santuario, las alabanzas y súplicas de tus hijos fieles que te veneran e invocan en el misterio de tu Concepción Inmaculada. Signos a que fuimos nosotros los privilegiados de tu amor y de tu maravillosa aparición, y los depositarios de tus innumerables favores. Ya que nuestras pasadas infidelidades y la frialdad de nuestros corazones no han sido bastantes al contener el raudal de tus misericordias, dígnate con la ternura de tu poder, ablandar la dureza de los corazones y acercar a Dios a tantos hijos tuyos, que indiferentes o extraviados, desconocen la grandeza de tus misericordias y la especial predilección por nosotros; y a nosotros concédenos el favor que te pedimos en esta novena, para gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.
DÍA OCTAVO (14 de agosto)
Venía María santísima de Torcoroma ansiosa de derramar sus favores por toda nuestra ciudad y sus contornos, y al prodigio de su portentosa aparición agregó, el no menos grande, una fuente maravillosa, que, naciendo entre las raíces mismas del árbol bendito, llevase consigo por donde quiera el consuelo de maravillosas curaciones y de mil otros favores que sabemos. El agua de la Virgen, nacida al lado de su devota Ermita es piadosamente visitada por los ricos y pobres, quienes bebiendo y bañándose en ella encuentran remedio eficaz a las dolencias del alma y cuerpo.
Amadísima Virgen de Torcoroma y Señora de las Gracias, poco era para tu enamorado corazón el darse a conocer y hacerse nuestro más rico tesoro en la peregrinación de esta vida temporal; poco también el hacerte en este, tu santuario, Madre de las Gracias, Sol esplendoroso que diste luz y calor a tantos ciegos del alma, tantos hombres insensibles al calor que irradia el corazón de Cristo. Quisiste también con esa fuente preciosa, testigo elocuente y perenne de su portentosa aparición, apagar la sed de placeres que abraza a los infieles pecadores y ser para todos los que beban de esta agua, salud en el cuerpo y fortaleza en el alma. ¡Oh madre amorosa! ante semejante exceso de bondad de tu inmaculado Corazón, convierte el nuestro, riégalo con tus saludables aguas, de estéril qué es en paraíso de virtudes, donde tengas tus delicias y obtenga de él el fruto copioso que tiene derecho a esperar de la mano delicada con que lo cultivas. Amén.
DÍA NOVENO (15 de agosto)
Tal era la voz del pueblo colombiano cuando María santísima, por prerrogativa especial de la Santa Sede, en medio de la pompa y gozo desbordante de todas las ciudades y pueblos de nuestra patria, ornaba su frente con riquísima corona de Reina y se oía llamar a una por todos los colombianos: “Reina de Colombia por siempre serás, es prenda tu nombre de júbilo y paz”. El manto real de María, que desde el 9 de julio de 1919, cubre a nuestra amada patria, de manera especial abriga y protege a esta cá lida ciudad de Ocaña, y que hace siglos se considera no tan sólo como la compañera de nuestro destierro temporal, sino lo que es mucho más, como la Reina poderosa y su Madre, la más tierna y cariñosa
Inmaculada Virgen de Torcoroma, criatura sublime que con tu maravillosa aparición entre nosotros, quisiste estrechar más los lazos que existen entre el cielo y la tierra, y estando en el cielo como Reina de todo lo creado, pasaste también sobre la tierra, y que sin contaminar tus purísimas plantas con el fango y miseria de que está llena, sirves ante Dios de poderosa medianera por nuestra querida Patria que acaba de coronarte por su Reina y Señora, por sus hogares que te reconocen por su Ángel tutelar, por sus hijos que volviendo a ti sus ojos, lo esperan todo de tu inmenso poder y misericordia. Extiende tu manto sobre todos los que por mil títulos te pertenecen y atrae a Dios a los hijos rebeldes, a quienes las pasiones vehementes o las malas doctrinas han arrebatado de tu lado, y has que Colombia, la República del Sa grado Corazón de Jesús, la tierra de María santísima, sea gloria de Cristo por la pureza de su fe y costumbres, y honra tuya porque en público y en privado se ensalza más la Gloria de tu Nombre. Y a nosotros qué deseamos ser desde hoy más tuyos que nunca, danos la gracia que hace al débil omnipotente y el favor que te suplicamos en esta novena, para gloria de Dios y bien de nuestra alma. Amén.
Adaptado de: https://pnuestrasenoradetorcoroma.arquibogota.org.co