La cuaresma es un tiempo litúrgico de cuarenta días que se celebra en la Iglesia Católica, además, también, en otras iglesias de denominaciones cristianas. Es un tiempo de preparación para la Pascua, que es la principal celebración del calendario litúrgico. Su nombre proviene del latín «quadragesima», que significa «cuarenta días». Este período de cuarenta días está basado en la duración del ayuno de Jesús en el desierto antes de su ministerio público.
Empieza el Miércoles de Ceniza. Ese día, en la misa, el sacerdote impone en la frente de cada fiel una cruz con ceniza y pronuncia las palabras «Conviértete y cree en el Evangelio». Frase que es un llamado a la conversión y el arrepentimiento. Nos recuerda que debemos abandonar el pecado y seguir a Cristo. El uso de la ceniza en la frente es un signo externo de nuestro compromiso con la penitencia y la reflexión durante la Cuaresma.
Termina el miércoles santo, antes del inicio del tripudo pascual.
Durante la Cuaresma, los cristianos estamos invitados a la penitencia, la oración, el ayuno y la limosna. Esto nos ayudará a reflexionar sobre la pasión y muerte de Jesucristo y prepararnos para la celebración de su Resurrección.
El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son días obligatorios de ayuno y abstinencia para los católicos. Además, los viernes durante la Cuaresma son días obligatorios de abstinencia.
Para los miembros de la Iglesia, las normas son obligatorias desde la edad de 18 años hasta los 59. Cuando se ayuna, se le permite a la persona comer una comida completa, así como dos comidas más pequeñas que juntas no equivalgan a una comida completa. Las normas sobre la abstinencia de carne son vinculantes para los miembros de la iglesia católica desde los 14 años en adelante. Es más común el rezo del Vía Crucis en este tiempo como signo de penitencia.

El color litúrgico predominante es el morado, representando la penitencia, arrepentimiento y reflexión. Decimos «predominante» porque el color rosa se utiliza en el «Domingo Laetare», que significa «Alegraos». Es una «pausa» en el rigor de la Cuaresma, recordándonos que se acerca la Semana Santa y luego la Resurrección.
No se suele cantar cantos muy festivos durante este tiempo litúrgico, pero, si se hace, suelen entonarse himnos o canciones que transmitan el espíritu penitencial.